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¿Qué tan comprometido estas con lo que quieres?
En una reunión de amigos, explicando en qué consiste la tarea del desarrollo personal y profesional, alguna vez concluyeron que para eso se debe ser un gran motivador. Resultó en una gran sorpresa explicar que, “eso de ser motivador realmente, no existe”. En su defecto, podemos alentar o animar a las personas, incluso hacer de cachiporreros, así como en el gimnasio el entrenador nos dice: “una más que sí puedes”.
Entonces, ¿De qué se trata la motivación de la que tanto se comenta que necesitamos las personas para alcanzar nuestras metas, anhelos y hasta las ideas más descabelladas?
Primero debemos entender que la motivación viene del interior de cada persona y no del exterior, es decir no se inyecta de afuera hacia adentro. La motivación es personal y diferente en cada uno. Es algo parecido a un motor que nos mueve hacia dónde queremos ir, hacia lo que necesitamos o queremos alcanzar.
La Real Academia Española (RAE) define a la motivación como la razón, motivo, incentivo o estímulo para hacer algo. Una fuerza que nos mueve a la acción; desde algo tan usual como levantarse temprano, hasta la toma de decisiones importantes para nuestra vida.
Por otro lado, la psicología define a la motivación como uno de los aspectos que se relaciona más estrechamente con el desarrollo del ser humano.
Pero ¿De qué motor estamos hablando?
Te propongo un ejemplo muy personal. Mi abuelo sufrió un terrible accidente de tránsito en el cual se fracturó la pierna y cadera en varios pedazos - en ese entonces tenía 69 años. Pudieron reconstruírselas y luego de meses de recuperación volvió a caminar. Tuvo que reaprender a hacerlo. Era tal su perseverancia que hacía rehabilitación todos los días, cada vez que podía. No fue fácil y no fue inmediato, pero lo logró.
Sin duda, su motor era seguir activo. Tal vez quiso desenvolverse como lo había hecho toda la vida y no depender de otra persona para movilizarse, regresar a sus hábitos y volver a conducir su camioneta o probablemente sólo quería seguir sintiéndose útil.
Si pudiéramos definir el motor por el que nos levantamos cada día para hacer lo que tenemos que hacer y de la forma en que lo hacemos: ¿Sería por responsabilidad?, ¿Por mejorar?, ¿Por los hijos?, ¿Por las deudas?, ¿Por el siguiente viaje?, ¿Para aspirar a mayores comodidades?, podrían ser otras razones o varias de estas.
Cada persona encontrará sus propios motivos. Si trabajo para darle una buena educación a mis hijos, estará bien y si trabajo para comprarme un nuevo celular, también estará bien. Cuanto más claro tengamos de donde viene nuestra motivación, más fácil será entender el porqué de nuestras decisiones y acciones.
En conclusión, la motivación en las personas es un fenómeno complejo y variado. Por lo que resulta fundamental identificar su origen, ya que esto nos dará el impulso para actuar y perseverar hasta lograr nuestros objetivos.
Ahora pregúntate:
¿Cuál es el motor que te impulsa a levantarte cada día con ganas de enfrentar tus retos?
¿Cómo describirías ese motor interno que te mueve a dar lo mejor de ti en cada aspecto de tu vida?
¿Qué decisiones podrías tomar hoy para acercarte más a ese motivo que te llena de propósito?
¿Cuál es el primer paso que te comprometes a dar para hacer realidad eso que tanto anhelas?
¿Qué hábitos o cambios podrías implementar en tu vida diaria para mantenerte motivado o enfocado en tus metas?
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